¿Por qué recomendamos el movimiento?
Estamos biológicamente programados para acumular. Cuando la dieta nos proporciona más calorías de las que gastamos, el exceso de energía se almacena en forma de grasa. De tal manera que una persona puede llegar a tener un porcentaje de grasa corporal superior al deseado.
En el caso de los hombres se considera que hasta un 18% de grasa es normal. A partir de un 35% pasamos a considerar que un hombre tiene obesidad.
En el caso de las mujeres lo normal se establece en torno a un 23% . A partir de 40% se considera que una mujer tiene obesidad.
Para invertir estos porcentajes que nos alejan de la salud habría que invertir el proceso. De la misma forma que lo que no se gasta se acumula, lo acumulado se puede gastar a través del movimiento. El ejercicio aeróbico es nuestro mejor aliado en este sentido.
Por otro lado, cuerpo y cerebro forman un todo. Los niños a través de sus sentidos y de la interacción con el ambiente (movimiento), van creando en sus cerebros redes neuronales que son el origen del aprendizaje. Cuanto más activa es esa interacción, más se facilita y potencia el aprendizaje. Las evidencias acerca de los beneficios que genera el movimiento en los procesos cognitivos primarios, secundarios y superiores son numerosas.
En un estudio sobre memoria y movimiento, el doctor Roberto Rosler, neurocirujano de la Universidad de Buenos Aires, habla sobre los canales de incorporación de la información: el canal del movimiento, el canal semántico mediante el que aprendemos el significado, el canal episódico mediante el que recordamos datos concretos, el canal asociativo y el canal emocional. En situación de juego y movimiento, el aprendizaje se potencia. Aunque tradicionalmente se ha utilizado como estrategia en nuestro sistema educativo la repetición, en realidad aprendemos por asociación, conectando una información con otra. En los juegos de movimiento, se activa la percepción auditiva y visual, se activan los procesos de atención, se focaliza, se potencia la memoria inmediata, la memoria asociativa y se trabaja la función ejecutiva, dirigirse hacia un objetivo con un propósito determinado necesita la incorporación de una secuencia de acciones que, con el tiempo, llegan a convertirse en automáticas, pasando toda la información a nuestra memoria a largo plazo como una vivencia placentera que nos permite recordar los contenidos que se trabajaron.
A nivel emocional, el ejercicio consciente es una de la vías para generar endorfinas. El juego, la risa, la acción, la competición, la resolución de conflictos, las relaciones humanas, todos estos y otros aspectos más, son activados a través del movimiento. Por el contrario, el sedentarismo va asociado a altos niveles de cortisol, la hormona del estrés. Las personas en estado de alerta persistente que no relajan acumulan el cortisol que no necesitan. Lo generan porque creen necesitarlo, viven con miedo y ansiedad situaciones que no son de lucha o huida. El cortisol en exceso es uno de los aliados de la comida emocional, de la comida alivio.
Por lo tanto, una vez más recordar que el movimiento es el eje alrededor del cual giran nuestra salud física, cognitiva y emocional.