Psicología positiva

Desde este artículo quiero recomendar las investigaciones y libros escritos por Martin Seligman. En cualquiera de ellos podemos encontrar ideas dedicadas a generar bienestar.

Seligman, discípulo del padre de la terapia cognitiva Aaron Beck, encadena a la largo de su vida profesional una serie de estudios que derivan en lo que conocemos hoy como la Psicología positiva.

Los estudios de Seligman están basados en el conocimiento de los cambios neurofisiológicos que se producen en el cerebro a partir de la psicoterapia.

Dice Seligman:

«la Psicología Positiva se basa en el supuesto de que la gente quiere algo más que poner fin a sus sufrimientos. La gente quiere llevar una vida con satisfacción y sentido, cultivar lo que es mejor de ellos mismos y mejorar sus experiencias personales, familiares, de trabajo y en la comunidad. Tenemos la oportunidad de crear una ciencia y una profesión que no sólo cure daños psicológicos, sino que también desarrolle fortalezas para permitir a las personas lograr lo mejor de ellas mismas en la vida».

Sabemos que aprender a manejar las emociones es la base de nuestra salud mental. Pero ¿cuáles son las emociones básicas?

No hace mucho tiempo se ha estrenado una película de animación llamada «Inside out» en la que a través de unos personajes perfectamente elegidos, conocemos las emociones básicas. Y son básicas porque son necesarias para la supervivencia: asco, miedo, rabia, tristeza y alegría.

Psicología positiva
El asco, el miedo y la rabia asociadas a cerebros más primarios, nos preparan para la huída y el ataque. La alegría y la tristeza, asociadas a cerebros evolucionados con unos lóbulos frontales complejos, solamente se encuentran en especies animales desarrolladas.
Y en esto estamos, en especies desarrolladas: la especie humana cuyo cerebro se ha hecho tan complejo que ya no sentimos miedo por cosas reales, sino por cosas que pensamos, o peligros que imaginamos y anticipamos; y ya no sentimos tristeza por algo que nos sucede en el presente, sino por algo que pasó y que se nos ha quedado enredado en la memoria; un cerebro tan desarrollado que ya no sólo siente rabia para defenderse de un peligro, sino que siente rabia por cosas que desea y no posee, por méritos de otros que no conseguirá, por lo que le dicen o le gustaría poder decir.

Dentro de ese amasijo de redes neuronales que conforman nuestros lóbulos frontales está, con toda su potencia, la capacidad de sufrir y sufrir, o la capacidad de disfrutar y disfrutar, de ser feliz.

Es aquí donde tiene cabida un tipo de terapia basada en «el estudio científico del origen y las consecuencias del bienestar psicológico y las estrategias necesarias para su desarrollo».

La Psicología Positiva nos enseña que para llegar a una «vida placentera» debemos:

  • Focalizar sobre los propios talentos, sin desear los de los demás.
  • Focalizar sobre los propios logros, sin envidiar.
  • Focalizar en lo presente mirando hacia atrás solo un instante para recordar las vivencias y aprender de ellas; o mirando al futuro tan solo para planificar lo más inmediato, sin entretenerse en grandes objetivos, con flexibilidad, relativizando, sabiendo que todo es posible e imposible, pero que no merece la pena empecinarse en querer controlar lo que queda por llegar.

La Psicología Positiva desarrolla la teoría de «la vida con sentido» que nace de la sensación de pertenecer a…, de comprometerse con… .

Muchos de los males del ser humano los hallamos en su tendencia a mirarse el ombligo. Nuestra sociedad individualista nos lleva a pensar en lo que quiero, lo que me apetece. Es una vida basada en la ausencia de frustraciones en donde todo empieza y termina en uno mismo.

Muchos estados ansiosos y depresivos, muchas rupturas emocionales, familiares y sociales, se deben a la tendencia a no mirar a los demás y por lo demás.

Palabras como sacrificio y abnegación han sido destinadas al ostracismo, al olvido. Pero la Psicología Positiva demuestra que el bienestar de los otros es importante y sentir que hacemos algo que les beneficia puede llevarnos a salir de nuestro propio ego, de nuestra circularidad.

La Psicología Positiva de Martin Seligman se adscribe al modelo biopsicosocial cuya perspectiva, basada en estudios neurofisiológicos, se basa en el equilibrio entre lo biológico, lo psicológico y lo social como ejes básicos del funcionamiento equilibrado del ser humano. La interelación entre estos ejes es dinámica y fluye. Y al igual que cuando duele alguna parte del cuerpo físico, se siente malestar general, cuando duele alguno de los ejes del «cuerpo emocional», todo el ser se resiente.

Las técnicas que propone Seligman son:

  • Reestructuración cognitiva.
  • Saboreo de logros
  • Gratitud.
  • Registro a través de la escritura.
  • Actitud proactiva.
  • Meditación

Los estudios muestran que la utilización constante de estas estrategias mejoran nuestro sistema inmunológico y previenen los cuadros ansioso-depresivos. Muestran (aunque con humildad manifiestan que son necesarios más estudios) que estos tratamientos tienen un impacto sobre las redes neuronales encargadas del equilibrio emocional, llegando a modificar el espesor de la corteza cerebral y aumentando el flujo sanguíneo en determinadas áreas.

La teoría del «Ciclo vital», por otro lado, muestra que la plasticidad del cerebro es continua durante toda nuestra existencia, lo que nos capacita a todos para seguir aprendiendo. Y….en ello estamos¡¡ Os animo de nuevo a leer las publicaciones de Martin Seligman.

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