En los últimos años el crecimiento de los casos de obesidad se ha convertido en uno de los mayores problemas de salud del mundo.
La obesidad, el incremento de grasa en el cuerpo, se debe a múltiples factores, pero el más determinante es el cambio en los hábitos de la vida: el exceso de comida y de oferta alimenticia y, sobre todo, la vida sedentaria, están llevando a los ciudadanos de países occidentales y emergentes a tener una población infantil, juvenil y adulta, cada vez con más sobrepeso.
En aquellos casos en los que el organismo no responde a dietas y tratamientos médicos convencionales, y el sujeto ha llegado al nivel de obesidad, la comunidad científica propone la cirugía bariátrica como medio más eficaz y sostenido en el tiempo para la perdida de peso, la disminución de la grasa corporal y la disminución de la ingesta.
La cirugía bariátrica surge en la segunda mitad del siglo pasado, cuando distintos cirujanos constatan la pérdida de peso significativa en pacientes que habían sufrido resecciones gastrointestinales masivas por distintos motivos (cáncer u otros). En los 80, ya se da por sentado que esta cirugía beneficia a obesos con IMC igual o superior a 40 Kg/m2, o a pacientes con IMC de 35 que presenten comorbilidades. Y desde entonces hasta el ahora, el avance en lo que a la cirugía se refiere ha sido imparable.
Evidentemente, cuando la decisión de pasar por un quirófano es la única posible, y cuando ese es el consejo que al paciente le dan los profesionales de la medicina, hay que ponerse en las mejores manos. Muchos son los cirujanos que se dedican hoy en día a realizar este tipo de intervenciones, pero solamente algunos de prestigio internacional.
La Unidad de tratamiento integral del sobrepeso y la obesidad del Hospital Montepríncipe de Madrid cuenta con uno de estos cirujanos de prestigio, el Profesor Antonio Torres García, quien lidera el equipo interdisciplinar que conforma la Unidad.
¿Cuándo se recomienda a un paciente que se someta a intervención?
Existen unos criterios generales por los cuales se guían los doctores:
- Tiene que haber sido descartado el abuso de sustancias.
- Tiene que haber sido descartados trastornos psiquiátricos: depresiones mayores, psicosis, etc.
- Tienen que haber sido descartados trastornos de la conducta alimentaria. Si un paciente ha tenido alguno de estos problemas, deberá haber sido superado o, en caso contrario, la cirugía estaría contraindicada.
- El paciente no debe ser menor de 13 años ni mayor de 65. Hay opiniones más estrictas en las cuales no se considera la cirugía por debajo de los 18 años. Pero dados los niveles de obesidad observados en la población infantil actual, esta edad de corte está siendo más flexible.
- El paciente debe superar el IMC de 40 o tener un IMC de 35 asociado a otras patologías. Las más frecuentes son Diabetes tipo II, dislipemias, apneas del sueño, hipertensión arterial, insuficiencia respiratoria y cardiopatías.
- Por debajo de un IMC de 35, solamente se consideraran casos extremos que, a juicio de los doctores, sea necesario intervenir. Por ejemplo hay que tener en consideración a los pacientes que presenten una obesidad central o androide porque porque están en una situación de mayor riesgo. Para observar este dato se debe tener en cuenta la relación cintura/cadera. Es decir, que si la obesidad no es extrema y no supera el IMC 35, pero es de tipo androide, pudiera ser que los doctores si recomendaran la cirugía.
La cirugía barbárica, como decía al principio, se considera la solución de referencia en pacientes con obesidad mórbida. Sin embargo, y en esto también está de acuerdo la comunidad científica, la cirugía es un eslabón más del tratamiento.
Los pacientes que han llegado a niveles de obesidad necesitan seguimiento psicológico.
Es imprescindible que tomen conciencia de los motivos por los que han llegado a esos niveles de peso. Que descubran qué hay debajo de su grasa corporal.
En nuestra Unidad nos vanagloriamos del nivel de seguimiento que realizan nuestros pacientes. Acuden a sesiones de psicoterapia individual y a sesiones de psicoeducación con el fin de mantener la decisión del cambio en los hábitos que les llevaron a una situación de riesgo, de pérdida de la salud física y emocional.
La relación que establecemos con nuestros pacientes nos anima cada día a seguir en nuestro empeño de conseguir pérdidas de peso sustanciosas en lo físico y ganancia de peso sustanciosa en lo emocional.
Una de estas pacientes me facilitaba hoy las fotos del antes y después de la cirugía. El cambio en lo externo es enorme, también en lo interno, de eso doy yo fe.
Las fotos iban acompañadas del siguiente texto:
Habéis cambiado mi vida un 1000%. Ojalá mis fotos sirvan para ayudar a otros. Yo llegué verdaderamente hundida. La operación en sí ha sido sólo el punto donde todo lo que ha llegado después ha sido positivo. No ha sido fácil, nada lo es en la vida, pero la mejor decisión ha sido ir a conoceros»
Este es el verdadero por qué de la cirugía bariátrica.