La evidencia de los datos indica que la etiología de este problema se debe a la interacción de distintos factores:
factores genéticos, biológicos, conductuales, cognitivos, ambientales y educacionales.
Por este motivo existe consenso desde la comunidad científica en cuanto al tipo de abordaje que se le deberá dar al problema, siendo la más recomendable un enfoque multidisciplinar.
El equipo multidisciplinar evalúa al paciente desde las distintas disciplinas.
Se considera que la etiología del problema puede ser de origen endógeno o exógeno. El endocrino tendrá que determinar si existe alguna alteración bioquímica y/o genética que esté motivando el exceso de peso. Es conveniente saber que el órgano encargado de regular nuestro apetito es el hipotálamo, en compañía de varias hormonas que participan en esta tarea. La obesidad puede ser causada por un desequilibrio de alguna de estas hormonas. Si así fuera, el especialista, además de recomendar la dieta adecuada, indicará al paciente el tratamiento farmacológico correspondiente.
El porcentaje de pacientes que deben su obesidad exclusivamente a causas endógenas es, según algunas investigaciones, del 3%.
El 97% restante deben su obesidad a factores endógenos-exógenos o a factores exclusivamente exógenos. Por lo tanto, parece que son estos los que están llevando al «engordamiento» de la población mundial. En este contexto, es prioritario que el foco en los tratamientos haga hincapié en la modificación de los hábitos de la vida.
En España desde que se inició la Estrategia Naos, se está revirtiendo el crecimiento de la población obesa infantil. Es decir, desde que las autoridades competentes han puesto en marcha medidas preventivas que afectan a la dieta y actividad física de los escolares, los datos son más esperanzadores.
Es fundamental, por tanto, tomar conciencia de la gravedad de la situación y atajarla desde todos los frentes.